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miércoles, 5 de marzo de 2014

Humor venezolano?

Debido a la situación política que vive hoy en día mi país y gracias a que los medios de comunicación están siendo censurados, me he convertido en una adicta a las famosas redes sociales.  Ahora soy una "rompe grupo" más, de esas que tantas veces critiqué, esa perfecta autista dependiente del teléfono móvil que cada 5 minutos revisa su cuenta de Twitter o de Facebook.   

Desesperada por saber lo que sucede con las protestas estudiantiles, los últimos comunicados de los dirigentes políticos, las indicaciones para las próximas marchas y concentraciones,  o incluso hasta el estado del tráfico para poder movilizarme con seguridad por mi ciudad, abro mi celular y comienzo a leer ansiosa.  Un par de segundos más tarde comienzan mis sonrisas tímidas, sonrisas tímidas que terminan casi siempre en carcajadas dos o tres "post" mas tarde.  

Para nadie es un secreto que el buen sentido del humor venezolano es una de nuestras armas más poderosas para mantener el optimismo.  Ese que nos acompaña siempre y que hace que veamos las cosas desde "otra óptica".  Ese que nos permite hacer más llevadera tanta amargura y tantas vicisitudes por las que hemos pasado los últimos años.  Y es que no podemos negar que las colas del supermercado se hacen más cortas entre chiste y chiste, las carpetas de CADIVI son más fáciles de llenar si estamos de juerga en la oficina y hasta las guarimbas y barricadas son mucho más placenteras y divertidas si armamos nuestra "playita urbana".  Las pancartas sin duda son el mejor ejemplo  de la chispa y la inteligencia que caracteriza a nuestra gente. 

Pues bien, hoy como todos los días y desde hace casi un mes, revisando mi cuenta de Facebook me consigo con esta imagen que me hace reflexionar. La acompañaba una pequeña leyenda que decía:  "Por qué Ucrania puede y nosotros no!"






No estoy de acuerdo con la frase que acompañaba la foto, porque no creo que el humor sea algo que determine nuestro éxito o fracaso en esta lucha; tampoco critico nuestras ocurrencias ni nuestra chispa.  Me considero embajadora de nuestro optimismo, admiro nuestro ingenio y me siento orgullosa de llevarlo en las venas.  Comparto los chistes y disfruto del humor inteligente y lo celebro siempre que puedo. 

Pero ahora me pregunto: ¿Acaso es tiempo de celebración? ¿Acaso es momento de fiesta y chiste cuando han muerto más de una decena de jóvenes, cuando ya perdimos la cuenta de los heridos, y no sabemos cuántos estudiantes presos, perseguidos políticos o desaparecidos hay? 

Tal vez mañana vean en mi perfil o en mi twitter otro póster que envíe con alguna broma o frase jocosa, pero hoy no encuentro motivos para reírme.  Hoy estoy de duelo, hoy estoy triste porque a tan sólo seis cuadras de mi casa están los estudiantes jugándose la vida por darme una mejor Venezuela.  Hoy estoy preocupada porque mi ciudad natal esta destrozada y mis coterráneos están en lucha frontal defendiendo nuestro futuro. Hoy, a tan sólo seis cuadras de mi casa se están llevando a los estudiantes heridos para socorrerlos porque fueron atacados por nuestra propia Guardia Nacional.  

Amigos, hoy no tengo chistes para compartir, hoy no soy vocera del ingenio venezolano, hoy no repito bromas como siempre lo hago.  HOY MIS REDES SOCIALES SON LA VOZ DE LA TRISTE REALIDAD QUE AHORA VIVIMOS. 






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